«El pasado 20 de septiembre, el gobierno de Nayib Bukele firmó un acuerdo con el gobierno de Donald Trump para que El Salvador sea un país receptor de refugiados. El acuerdo implica que, luego de un proceso de determinación, Estados Unidos podría enviar a personas que han llegado a su territorio, huyendo de la violencia, hacia uno de los países más peligrosos de la región: El Salvador. Surge una serie de preguntas al respecto: ¿Puede El Salvador proteger a extranjeros que huyen de la violencia?, ¿tendrá el país la capacidad de darles una vida digna a esas personas?, ¿de qué manera afecta o beneficia a los salvadoreños?, ¿quiénes son los que pierden con esta medida?…»
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