Si bien el país cuenta con enormes retos en cuanto al clima para hacer negocios y la consecución de los mismos (institucionalidad débil, lento crecimiento económico, alta criminalidad), existe un enorme margen de acción para el desarrollo de las PYMES, y lo más importantes, existe voluntad de parte del gobierno salvadoreño para implementar programas y abrir puertas a entidades en beneficio de las estas. Apoyar a este sector implica apostar a la generación de oportunidades para los salvadoreños y a un mejor desempeño de la economía.
Para competir en un mercado global, las PYMES deben innovar, lo cual no implica necesariamente la creación de un nuevo producto o servicio de forma estacionario, sino todo un proceso continuo para reinventarse. Un elemento clave para innovar es el acceso al financiamiento que permita adoptar nueva tecnología y apalancar el crecimiento de las pequeñas y mediadas empresas. Sin embargo, innovar es un campo más amplio que implica la generación de nuevas ideas, la re estructuración organizacional y estratégica, la capacitación constante del recurso humano ante las nuevas tendencias del mercado y la apertura hacia nuevos locales y externos.
Para que las PYMES puedan hacer frente al proceso de innovación, es necesario capacitarlas y brindarles apoyo técnico constante. No basta con un apoyo esporádico, sino acompañarlas e introducirlas en una red de PYMES para establecer socios, conocer mejores prácticas y motivarse entre sí mismas para perdurar en un mercado complejo y demandante.
Sin duda, el campo para innovar es extenso e implica muchos retos, también deja grandes ganancias al desarrollo de las PYMES. Hoy en día, más que una variable diferenciadora, es una constante en todo modelo de negocio.